L'equip de la "La Cotorra de la Vall" es reserva el dret a publicar o no les noticies o els comentaris rebuts si considera que són d'actualitat, aporten novetats o són punts de vista interessants i/o qualsevol dada, fet o circumstància que puga interessar en relació amb una noticia oferida. Els articles enviats i els d'opinió se signaran amb el nom real i domicili de l'autor, identificat amb fotocopia del DNI o equivalent. Si voleu fer-nos arribar qualsevol informació podeu usar el nostre correu electrònic: lacotorradelavall@gmail.com

PÀGINES LLEGIDES AHIR:1.717
PÀGINES LLEGIDES EN AQUEST MES: 33.776

dilluns, 23 de gener del 2012

ARTICLE D'OPINIÓ: El desprecio político al funcionario

Una bona amiga ens ha fet arribar aquest article de FRANCISCO J. BASTIDA, CATEDRÁTIC DE DRETCONSTITUCIONAL, que diu ha publicat  "El Faro de Vigo", però que nosaltres l'hem vist també a "La Nueva España", "El Tercer Lado", així com en altres pàgines de la xarxa.

Con el funcionariado está sucediendo lo mismo que con la crisis económica. Las víctimas son presentadas como culpables y los auténticos culpables se valen de su poder para desviar responsabilidades, metiéndoles mano al bolsillo y al horario laboral de quienes inútilmente proclaman su inocencia. Aquí, con el agravante de que al ser unas víctimas selectivas, personas que trabajan para la Administración pública, el resto de la sociedad también las pone en el punto de mira, como parte de la deuda que se le ha venido encima y no como una parte más de quienes sufren la crisis. La bajada salarial y el incremento de jornada de los funcionarios se aplaude de manera inmisericorde, con la satisfecha sonrisa de los gobernantes por ver ratificada su decisión.

Detrás de todo ello hay una ignorancia supina del origen del funcionariado. Se envidia de su status -y por eso se critica- la estabilidad que ofrece en el empleo, lo cual en tiempos de paro y de precariedad laboral es comprensible; pero esta permanencia tiene su razón de ser en la garantía de independencia de la Administración respecto de quien gobierne en cada momento; una garantía que es clave en el Estado de derecho. En coherencia, se establece constitucionalmente la igualdad de acceso a la función pública, conforme al mérito y a la capacidad de los concursantes. La expresión de ganar una plaza «en propiedad» responde a la idea de que al funcionario no se le puede «expropiar» o privar de su empleo público, sino en los casos legalmente previstos y nunca por capricho del político de turno. Cierto que no pocos funcionarios consideran esa «propiedad» en términos patrimoniales y no funcionales y se apoyan en ella para un escaso rendimiento laboral, a veces con el beneplácito sindical; pero esto es corregible mediante la inspección, sin tener que alterar aquella garantía del Estado de derecho.

Los que más contribuyen al desprecio de la profesionalidad del funcionariado son los políticos cuando acceden al poder. Están tan acostumbrados a medrar en el partido a base de lealtades y sumisiones personales, que cuando llegan a gobernar no se fían de los funcionarios que se encuentran. Con frecuencia los ven como un obstáculo a sus decisiones, como burócratas que ponen objeciones y controles legales a quienes piensan que no deberían tener límites por ser representantes de la soberanía popular. En caso de conflicto, la lealtad del funcionario a la ley y a su función pública llega a interpretarse por el gobernante como una deslealtad personal hacia él e incluso como una oculta estrategia al servicio de la oposición. Para evitar tal escollo han surgido, cada vez en mayor número, los cargos de confianza al margen de la Administración y de sus tablas salariales; también se ha provocado una hipertrofia de cargos de libre designación entre funcionarios, lo que ha suscitado entre éstos un interés en alinearse políticamente para acceder a puestos relevantes, que luego tendrán como premio una consolidación del complemento salarial de alto cargo. El deseo de crear un funcionariado afín ha conducido a la intromisión directa o indirecta de los gobernantes en procesos de selección de funcionarios, influyendo en la convocatoria de plazas, la definición de sus perfiles y temarios e incluso en la composición de los tribunales. Este modo clientelar de entender la Administración, en sí mismo una corrupción, tiene mucho que ver con la corrupción económico-política conocida y con el fallo en los controles para atajarla.

Estos gobernantes de todos los colores políticos, pero sobre todo los que se tildan de liberales, son los que, tras la perversión causada por ellos mismos en la función pública, arremeten contra la tropa funcionarial, sea personal sanitario, docente o puramente administrativo. Si la crisis es general, no es comprensible que se rebaje el sueldo sólo a los funcionarios y, si lo que se quiere es gravar a los que tienen un empleo, debería ser una medida general para todos los que perciben rentas por el trabajo sean de fuente pública o privada. 

Con todo, lo más sangrante no es el recorte económico en el salario del funcionario, sino el insulto personal a su dignidad. Pretender que trabaje media hora más al día no resuelve ningún problema básico ni ahorra puestos de trabajo, pero sirve para señalarle como persona poco productiva. Reducir los llamados «moscosos» o días de libre disposición -que nacieron en parte como un complemento salarial en especie ante la pérdida de poder adquisitivo- no alivia en nada a la Administración, ya que jamás se ha contratado a una persona para sustituir a quien disfruta de esos días, pues se reparte el trabajo entre los compañeros. La medida sólo sirve para crispar y desmotivar a un personal que, además de ver cómo se le rebaja su sueldo, tiene que soportar que los gobernantes lo estigmaticen como una carga para salir de la crisis. Pura demagogia para dividir a los paganos. 

En contraste, los políticos en el poder no renuncian a sus asesores ni a ninguno de sus generosos y múltiples emolumentos y prebendas, que en la mayoría de los casos jamás tendrían ni en la Administración ni en la empresa privada si sólo se valorasen su mérito y capacidad. Y lo grave es que no hay propósito de enmienda. No se engañen, la crisis no ha corregido los malos hábitos; todo lo más, los ha frenado por falta de financiación o, simplemente, ha forzado a practicarlos de manera más discreta.
-

3 comentaris:

Anònim ha dit...

Sin ir más lejos, en el mismo Tavernes encontramos esos pagos de favores a los políticos que han decidido como, cuanto y como era la deuda que iba a contraer nuestra población con su pésima gestión. Pero aunque su valía era tan grande que sí supo sacarse dos carreras que no le han servido para volver a la empresa privada. Con tal "caché" sólo ha encontrado el respaldo (asesor) de esos políticos que nos han llevado al pésimo estado en que nos encontramos pero que para ellos mismos no sirve todas esas privaciones que solicitan a todos y con saña especial a los funcionarios.
Hay que abrir los ojos y convencernos que hay que pedir a los políticos que no quieren bajarse el sueldo, no quieren dejar el coche oficial, no quieren perder esos desmadres en su ego...
No vamos a dejar de estar cada vez peor simplemente alegrándose que a mi vecino también este "jodido". La raíz del problema esta en desenmascarar a todos esos políticos que sólo han querido llenarse los bolsillos de dinero y de poder por encima del bien o del mal; sin pensar jamás que tras de sí dejan familias en paro, empresas arruinadas y a los funcionarios como esos chivos expiatorios como causantes y culpables de su terrible herencia, y así enfrentarlos a sus conciudadanos.
Basta de su hipocresía y que hagan bien las cuentas y reconocer cuántos de ellos con su duplicidad de administraciones sobran a todos los niveles,pero eso sí, de arriba a bajo. Y me pregunto ¿Cuántos millones de euros supondría a nuestras arcas?

Anònim ha dit...

¿Cuando los políticos, sobre todo de los partidos dominantes, van a prácticar eso de que estan en política para servir al pueblo? porqué hasta ahora están en política para servirse del pueblo.

Creo que aún falta mucho; porque el pistoletazo de salida lo tiene que dar el mismo pueblo y éste está dormido votando corruptos y gente que no tiene otro medio de vida y que viviendo en la política consigue lo que no conseguirían en como funcionarios o en la empresa privada.

Anònim ha dit...

¿ Y a los autónomos? como estuviéramos unidos se iban a enterar más de uno lo que vale un peine : cierre de alimentación, sobre todo panaderías, gasolineras, camiones...